Los datos conocidos sobre la vida de Pedro Crisólogo son muy escasos. Nació hacia el 380 y fue nombrado metropolíta de Rávena -en aquel entonces capital del Imperio de Occidente- entre el 425 y el 429. Se hizo célebre por sus homilías, que le valieron el título de Crisólogo (palabra de oro). Las homilías del arzobispo de Rávena, además de su valor formal como obra literaria, reflejan de una manera excelente la mentalidad y costumbres de su tiempo, revelando el gran conocimiento de la vida social que tenía nuestro autor, y sus grandes dotes de psicólogo. Pero sobre todo constituyen una página interesante de historia eclesiástica, porque en ellas se encuentran las inquitudes doctrinales y teológicas de su tiempo, un período en el cual se celebraron los grandes concilios ecuménicos de Éfeso y Calcedonia. Como todos los Padres, Pedro dominaba y utilizaba abundantemente la Sagrada Escritura en sus homilías, explicándola al pueblo con un calor humano y un fervor divino que penetraba en la vida de los fieles. La riqueza dogmática y ética de su predicación, por otra parte, le ha merecido el título de Doctor de la Iglesia. La presente traducción -excluyendo versiones de homilías aisladas- es la primera que se publica en lengua castellana.