Primer tratado de antropología escrito por un cristiano, a finales del siglo IV. Del autor sabemos que fue obispo de Émesa (Homs); debido a sus conocimientos de filosofía y medicina, algunos piensan que habría sido médico. La obra es un estudio de antropología en clave filosófica: gracias a una «mediación extrema» entre neoplatonismo y aristotelismo, se busca el modo en que se une el alma con el cuerpo y las implicaciones psíquicas, físicas, sociales, éticas, espirituales e incluso cristológicas de esta unión. Fue un texto muy conocido, citado tanto por pensadores orientales (Máximo el Confesor, Juan Damasceno) como por teólogos escolásticos (Pedro Lombardo, Alberto Magno y Tomás de Aquino). La presente traducción es la primera versión íntegra en lengua castellana.