En la Primera Parte, el autor analiza la relación entre la Iglesia y la sociedad, estudiando cuatro temas: el lenguaje de la teología, el papel de las ciencias sociales, la transformación de la cultura y la cuestión política. Para ello dialoga con algunas de las propuestas teológicas más importantes de finales del siglo XX (concretamente, la teología de la liberación latinoamericana, algunas corrientes de teología radical en los países anglosajones y la teología política europea). La Segunda Parte ofrece un desarrollo más sistemático de esta propuesta, a través de una lectura radical de la Iglesia como el Cuerpo de Cristo. En pasos sucesivos se van analizando las fuentes de esta propuesta, el papel de los sacramentos como prácticas cristianas alternativas, su plasmación en varios testigos de excepción y las implicaciones políticas de todo ello. En conjunto, pues, el libro pretende aclarar la necesidad, la posibilidad y el alcance de una eclesiología radical en el siglo XXI. De este modo, ofrece una propuesta innovadora que se radicaliza precisamente al quedar enraizada en Jesucristo y ofrece así una humilde pero real alternativa al sistema dominante.