El orador antioqueno apodado Crisóstomo, es decir «boca de oro», comentó la Carta a los Romanos durante distintas celebraciones litúrgicas y ha llegado hasta nosotros en treinta y dos homilías predicadas a finales del siglo IV en la ciudad de Antioquía. Por la extensión del conjunto de dichas homilías, su traducción al castellano ocupa dos volúmenes de esta misma colección. Las quince primeras, que comentan los ocho primeros capítulos de la carta paulina, se ofrecen en estas páginas. El escrito paulino que ocupa al Crisóstomo en estas homilías ha gozado siempre de la mayor importancia en la historia de la exégesis católica e igualmente en las discusiones teológicas de todos los tiempos. No es de extrañar que el célebre predicador antioqueno pusiera las ideas paulinas en el centro de su quehacer pastoral en los primeros años de su ministerio sacerdotal y las convirtiera en el objetivo de la elegancia y la perfección de su oratoria. Las quince homilías del Crisóstomo que se ofrecen en las presentes páginas abordan los temas más importantes de la Carta a los Romanos de san Pablo, junto a expresiones típicamente paulinas, como «Evangelio de Dios», o el significado de «mensajero de Dios», «el justo vive de la fe», etc. Y entre los conceptos explicados por el sacerdote antioqueno cabe señalar el de la idolatría, la paciencia de Dios, el pecado original, la justificación, la gracia divina, etc.