Evangelii gaudium: estas dos palabras, con las que arranca la exhortación apostólica del papa Francisco, son un programa. Quien entiende estas dos palabras entiende al papa Francisco y comprende asimismo lo esencial del mensaje cristiano. Pues el Evangelio es el origen dado de una vez por todas, el fundamento vinculante de continuo, la refrescante fuente que borbotea sin cesar.
«La exhortación apostólica Evangelii gaudium sobre el anuncio del Evangelio en el mundo actual no solo es un programa para ser cristiano hoy, sino el testimonio personal y la síntesis de la sabiduría existencial del papa Francisco. Su testimonio lo expresa en numerosas imágenes elocuentes, que ponen vivamente al descubierto su actitud interior de fe. El papa Bergoglio nos alienta a ser una nueva clase de Iglesia. Nos llama a redescubrir el mensaje cristiano en su integridad y profundidad, a dejarnos impregnar por él. La pasión por Jesucristo y su Evangelio debería impulsarnos hacia la periferia de la vida, con vistas a anunciar allí la belleza de la fe. Francisco nos invita a encontrar el centro católico, para poder vivir la amplitud católica» (tomado del Epílogo de George Augustin).
Estas y otras claves, puestas de relieve en la Introducción y en el Epílogo, nos ayudan a entender este excepcional y alentador documento, animado por la firme convicción del papa Francisco de que «el Evangelio es el mensaje más hermoso que tiene este mundo» (EG 277). Porque, en definitiva, la vuelta al Evangelio y a la vida apostólica hará posible la nueva evangelización, la reforma y renovación de la Iglesia, «la auténtica opción por los pobres» (EG 199), el trabajo por la paz y el diálogo con todos los seres humanos.