Se analiza aquí el ser y el obrar de la Iglesia. Comienza este cuarto tomo con un capítulo sobre la Iglesia en el Antiguo Testamento, puesto que ya se encuentra prefigurada por Israel y prosigue con un artículo referido a la Iglesia en los escritos neotestamentarios. De esta forma apreciamos la conciencia que la Iglesia ha ido desarrollando acerca de sí misma y que le ha conducido a la renovación conciliar. En el segundo volumen enfoca la eclesiología desde una perspectiva antropológica, presentando una visión dinámica de la Iglesia como verdadera comunión de personas, y tratando los sacramentos esencialmente comunitarios – Eucaristía, Matrimonio y Orden Ministerial – que solo en un marco social alcanzan un significado pleno.