El totalitarismo clásico -el brutal, al estilo nazi o soviético- sigue vigente en muchas partes del mundo (China, Cuba o Corea del Norte). Pero está surgiendo otro tipo de totalitarismo, menos violento pero quizás más eficaz, al que Francisco José Contreras ha llamado «blando». El totalitarismo blando no tortura al disidente, ni lo manda a Siberia o Auschwitz. Pero sí cancela, invisibiliza, amordaza a quien discrepe de sus dogmas. Los disidentes son estigmatizados con etiquetas y palabras-policía: machista, racista, homofóbico... Quienes intenten resistir al totalitarismo blando podrán en peligro sus empleados, cargos e imagen pública. El totalitarismo blando posee una ideología oficial -mezcla de ecologismo, feminismo, neomarxismo, ideología de género... -que es inculcada a la sociedad por medios más diversos que los del totalitarismo clásico: de la escuela primaria a la Universidad, de los medios de comunicación a las plataformas de Internet, de las empresas woke a las ONGs y organismo internacionales. Este libro es una refutación razonada de la nueva ideología oficial, un manual de resistencia frente al totalitarismo blando.