Todo lenguaje humano tiene un alto componente simbólico. La condición simbólica del lenguaje está afincada y echa sus raíces en la expresividad corporal y tiene la capacidad de expresar, matizar y dar color a realidades que escapan a los conceptos racionales y a los algoritmos numéricos. Los ritos culturales de todas las religiones y los sacramentos de la comunidad cristiana pertenecen también a ese lenguaje humano teñido de simbolismo. La Iglesia, cuando celebra la liturgia de los sacramentos en especial la Eucaristía, hace memoria, conmemora y re-presenta el sacrificio de Jesús, entendido como fidelidad a la misión que le confió Dios, su Padre, y como entrega de su vida para liberar de todo mal a la humanidad. Los sacramentos son el lenguaje y la expresión de la fe de la comunidad cristiana en ese misterio pascual, tránsito de Jesús de la muerte a la vida junto a su Padre, gracias a la fuerza del Espíritu Santo.